Corazón ¿Donde estás? Tips Motivacion “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23) Es interesante aprender de los testimonios de personas terribles y peligrosas a la sociedad y que han sido transformadas por el poder de Cristo, para ahora honrar a Dios. Ulises de la banda de rescate testifica: Todo empezó casi por casualidad ¿Casualidad? Nunca, pero como por casualidad esa noche antes de irme a dormir, un amigo que estaba en mí casa me dijo: "Ulises, tengo un tema que darte para que hagas una canción" Yo siempre he hecho canciones sobre vivencias personales, pensé para mis adentros, de igual forma, escuché con atención el relato. Apenas comenzó a hablar, comprendí que él no me estaba dando un tema, me estaba dando parte de su vida. Alejandro no solo contaba cosas, su historia planteaba, pedía explicaciones, no se resignaba. Una amiga de él y de su esposa estaba con los días contados, víctima del SIDA, sólo se aferraba a su pequeña hija esperando la muerte. Abandonada por su familia (Padres, esposo), mi amigo y su esposa pensaban en adoptar a la futura niña huérfana. Alejandro no va a ninguna iglesia y sabe poco y nada de los "códigos religiosos", pero en su historia yo intuía que él indirectamente estaba pidiendo una explicación a los que vivimos "conectados con Dios". Cuántas veces te dijeron "Vos que eres evangélico, bla, bla, bla, "Ustedes los cristianos, bla, bla, bla". Diferentes planteos. La gente pide explicaciones, ¿será porque nuestros hechos no les dan las respuestas? La pregunta de mi amigo era en definitiva, "¿No es suficientemente pesada la cruz de la en enfermedad para mi amiga, que tiene que cargar todavía con la cruz del olvido, de la discriminación, de la acusación, del abandono? No supe qué decir, creo que él tampoco esperaba una respuesta inmediata, creo que esperaba la canción, sabiendo que allí estaría la respuesta. Lo que sí recuerdo es que esa noche él se durmió primero, y yo me quedé mirando el techo y se me pasaron las horas buscando no sé qué; creo que en mi silencio estaba pidiendo perdón. En los años que llevo de vida nunca he tenido que sufrir la muerte de un ser querido víctima del SIDA, ni siquiera de un amigo cercano y mi única relación con el terrible VIH fue solamente haberme hecho un análisis antes de casarme, como un paso rutinario. Fue cuando decidí volver sobre mis pasos y recordar aquella lección de escuela dominical sobre el Buen Samaritano, (Lucas 10:25-37) y ver que aún no la había aprendido. Fue ver que aquel Samaritano tuvo compasión de alguien que nada tenia que ver con él. No juzgó su apariencia. ¿Tendría pelo largo? ¿Arito? ¿Estaría tatuado? ¿Fumaría? ¡Que importaba! Tampoco se planteó sí merecía ese castigo. ¿Por qué? Creo que fue más adentro... a su corazón. Creo que un corazón "samaritano" no se deja eclipsar por las apariencias, por lo tangible, por lo razonablemente lógico; si no que va a lo profundo, donde sólo Dios puede llegar. Las campañas de lucha contra el SIDA seguramente té darán las normas de convivencia con infectados: "Usa preservativos", “No compartas jeringas", "Puedes besar", "Pudes compartir vasos y utensilios " etc. Pero ¿sabes algo? Al infectado poco le importa, porque él ya está infectado. ¿Quién se ocupa realmente de sus vidas? ¡Corazón samaritano! ¿Dónde te puedo encontrar? Las palabras cargadas de religiosidad seguramente sonarán huecas y nada afectarán. Los discursos de falsa piedad y compasión se desvanecerán. ¿Cuántos mueren hoy al borde de este camino? Quizás les duela más la soledad que sus llagas, quizás la culpa les pese mas que el destino. ¿Quién cura los corazones? ¿Quién enjuga las lágrimas? ¿Quién salva vidas? Ahora corazón, busca la comunión con Dios, quien consuela en momentos duros y de crisis. El tiempo con Dios es clave para obedecerle y adorarle. El retorno de la inversión en entrenamiento ejecutivo de equipos gerenciales es exponencial y en minutos. Norman Vincent Peale. Te gustó? Compártelo ! Tweet Whatsapp Anterior Siguiente