Los tiempos difíciles pueden sacar lo mejor de ti. Tips Emprendedores Como cualquier otro ser humano, he pasado por muchos momentos difíciles. Los he vivido desde muy niña, aprendiendo a sobrevivir en medio de ellos. Solo mis sueños, mi enorme deseo de vivir una vida de éxito, lograron mantenerme enfocada, en pie de lucha, ignorando las dificultades mientras visualizaba el punto a donde quería llegar, o mas bien, al que quería evitar llegar. Sabía cómo no quería ser, cómo no quería vivir, que no quería tener. Lograr caminar por un camino diferente del que huía, representaba para mi tener éxito. Como todo niño, tuve sueños, deseos muy profundos dentro de mi corazón, pero al llegar las dificultades, la determinación para hacerlos realidad salía huyendo. Me convencí que eran solo juego de niños y aprendí a seguir los sueños de los demás. Cada vez que no tomaba una decisión, alguien más la tomaba por mi. Aprendí que para no llegar a vivir como no quería hacerlo, debía tener una fuente de ingresos, un trabajo, que siendo profesional, ese trabajo sería mejor remunerado, que trabajando en una empresa grande tendría mejores beneficios, así que averigüé cuales eran mis opciones, de acuerdo al límite que imponía mi pensamiento alimentado a lo largo de mi vida, y así fui logrando, una a una, las metas que me propuse. Pero algo no funcionaba. Sabía quien no quería ser, pero no quien era. Sentía que la vida se me iba de las manos y que había una gran fuerza dentro de mi que pedía a gritos salir. Un día un conocido me invitó a participar de una actividad. Era un momento difícil para mi familia. Afrontábamos una gran pérdida económica, la quiebra de nuestra empresa. Decidí asistir buscando alternativas de solución inmediata, pero nadie podría imaginar que ahí recordaría aquella pasión que viví cuando era niña, ese deseo inmenso de ser, hacer y tener lo que quería ser, hacer y tener. Estaba mirándome frente al espejo, teniendo la oportunidad de conocerme, de aprender a tomar mis decisiones, de tomar el control de mi vida y de darle un sentido verdadero y valioso para mi. “Su propósito es enseñarles a vivir una vida disciplinada y exitosa, y ayudarles a hacer lo que es correcto, justo e imparcial” (Proverbios 1:3). Los tiempos difíciles pueden sacar lo mejor de ti. Solo hasta cuando entendí el verdadero significado de esta afirmación, mi vida empezó a tener verdadero sentido. Hoy vivo cada día de mi vida construyendo el mundo que me gusta vivir, asumiendo la responsabilidad de mis decisiones, alimentando mis pensamientos para que sean cada vez más grandes, entendiendo que son mi única limitación. Mi forma de pensar y ver la vida ha cambiado, estoy aprendiendo a conocerme tal y como soy, y solo así puedo modificar lo que me impide llegar a ser mi mejor yo. He aprendido a quererme, entiendo que el éxito va más allá de conformarme con lo que la vida me entregue, que tiene todo que ver con recibir y disfrutar de todas las cosas maravillosas que tiene la vida para ofrecer. El éxito es personal, intransferible. Se construye mientras se deja en libertad el propio ser para que sea todo lo que puede ser. El éxito se disfruta en cada paso del proceso. Está disponible para mi, para mis hijos, para mi familia, para ti. Se trata de tomar la decisión. Los problemas no han desaparecido; en cuanto se soluciona uno, aparece el siguiente, recordándonos que seguimos vivos, que seguimos creciendo y brindándonos la oportunidad de conocernos más profundamente, de dar y recibir. Frente a cada problema tenemos la oportunidad de redefinir quienes somos y lo que representamos. Es nuestra decisión. Crecemos sobre ellos o vivimos lamentándonos por el resto de nuestras vidas por lo que pudo ser y no fue, olvidando que tal vez, era la única forma de llegar a ser. Que bueno es que nuestros niños aprendan desde pequeños a tumbar los límites del pensamiento generacional, entendiendo que solo siendo quienes realmente son, lograrán encontrar el camino de su propia felicidad. El retorno de la inversión en entrenamiento ejecutivo de equipos gerenciales es exponencial y en minutos. Norman Vincent Peale. Te gustó? Compártelo ! Tweet Whatsapp Anterior Siguiente